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1
En la rama de un árbol me senté esperando ver
crecer la hierba, y los días y las noches pasaban sin darme cuenta. Llegó el
otoño y ahí seguía; la hierba se secó y las hojas cayeron sobre mis hombros.
Entonces bajé del árbol y todo crujió bajo los pies.
2
Tengo
un bloque de hielo en el corazón porque estoy muerto. Mis ojos se cerraron hace
mucho para no ver este mundo. Pero todavía, aquí en mi tumba, escucho el
rumor de la guerra que se avecina, que pronto llegará. Me llaman esperanza, me
llaman amor, me llaman paz, pero ahora sólo soy un ideal inalcanzable.
3
Soy
un desconocido para todos, pero todos me conocen, han escuchado mi nombre. Soy
el viento que susurra las verdades, la mentira que se nombra entre líneas. Todo
lo doy y todo lo quito, y soy la esperanza eterna… Me llaman Dios.
4
Doy pasos en el aire tratando de llegar al sol,
pero mis pies permanecen pegados al suelo. Esta maldita gravedad me atrae hacia
el centro de la Tierra ,
con el sabor del metal entre los dientes. Allí su luz no me llega, sólo el
magma de mis pensamientos, el sonido pétreo de esa nada. El mundo arde en
cenizas y yo trato de escapar, trato de olvidar, y cierro los ojos hacia ti que
eres el astro ahora inalcanzable.
5
Nombro tu nombre nombrado tantas veces como
se nombraba el nombre que escuché nombrar alguna vez en el nombre de todos los
nombres. Ella estaba allí, sin cuerpo y sin nombre, pero aún queda su rastro en
mi memoria... Ahora recuerdo su nombre: es la Mujer Innombrable.
6
El sueño me llegó en el día, después de una
noche de una tarde y de otro día. Tapé la ventana para que no entrara la luz y
tú estabas ahí, a mi lado, con tu piel cálida para ser acariciada con el abrazo
que siempre quise en ese día, en la otra noche, durante la tarde y el día
anterior de todos nuestros días, de todas nuestras noches, de todas nuestras
tardes.
7
Su sombra es tan larga que cruza la calle;
tan inteligente que dobla la esquina; pero él, al contrario de ella, no es nada
porque se diluye en esa mancha que pasa por los lugares como un fantasma, que desaparece
cubriendo la mitad de todo un planeta cuando se oculta el sol. Y ya no es
sombra, es la noche.
8
Todos los lugares no son todos los sitios. Mi
sitio está donde está tu lugar. También el lugar de ellos no es nuestro sitio.
El sitio, a fin de cuentas, se sitúa en cada uno de los lugares. El sitio de
ella ahora está en mi lugar. Ése es el mejor de los lugares.
Derechos Reservados - Copyright © Pablo Paniagua
Imagen de fractales.free.fr