domingo, 11 de marzo de 2007

HISTORIAS CIRCULARES

.
.


1
        En la rama de un árbol me senté esperando ver crecer la hierba, y los días y las noches pasaban sin darme cuenta. Llegó el otoño y ahí seguía; la hierba se secó y las hojas cayeron sobre mis hombros. Entonces bajé del árbol y todo crujió bajo los pies.

2
         Tengo un bloque de hielo en el corazón porque estoy muerto. Mis ojos se cerraron hace mucho para no ver este mundo. Pero todavía, aquí en mi tumba, escucho el rumor de la guerra que se avecina, que pronto llegará. Me llaman esperanza, me llaman amor, me llaman paz, pero ahora sólo soy un ideal inalcanzable.

3
        Soy un desconocido para todos, pero todos me conocen, han escuchado mi nombre. Soy el viento que susurra las verdades, la mentira que se nombra entre líneas. Todo lo doy y todo lo quito, y soy la esperanza eterna… Me llaman Dios.

4
        Doy pasos en el aire tratando de llegar al sol, pero mis pies permanecen pegados al suelo. Esta maldita gravedad me atrae hacia el centro de la Tierra, con el sabor del metal entre los dientes. Allí su luz no me llega, sólo el magma de mis pensamientos, el sonido pétreo de esa nada. El mundo arde en cenizas y yo trato de escapar, trato de olvidar, y cierro los ojos hacia ti que eres el astro ahora inalcanzable.

5
        Nombro tu nombre nombrado tantas veces como se nombraba el nombre que escuché nombrar alguna vez en el nombre de todos los nombres. Ella estaba allí, sin cuerpo y sin nombre, pero aún queda su rastro en mi memoria... Ahora recuerdo su nombre: es la Mujer Innombrable.

6
        El sueño me llegó en el día, después de una noche de una tarde y de otro día. Tapé la ventana para que no entrara la luz y tú estabas ahí, a mi lado, con tu piel cálida para ser acariciada con el abrazo que siempre quise en ese día, en la otra noche, durante la tarde y el día anterior de todos nuestros días, de todas nuestras noches, de todas nuestras tardes.

7
        Su sombra es tan larga que cruza la calle; tan inteligente que dobla la esquina; pero él, al contrario de ella, no es nada porque se diluye en esa mancha que pasa por los lugares como un fantasma, que desaparece cubriendo la mitad de todo un planeta cuando se oculta el sol. Y ya no es sombra, es la noche.

8
        Todos los lugares no son todos los sitios. Mi sitio está donde está tu lugar. También el lugar de ellos no es nuestro sitio. El sitio, a fin de cuentas, se sitúa en cada uno de los lugares. El sitio de ella ahora está en mi lugar. Ése es el mejor de los lugares.



Comprar eBook:   IR A AMAZON.COM     IR A AMAZON.ES  



________________________________________
Derechos Reservados - Copyright © Pablo Paniagua
Imagen de fractales.free.fr