sábado, 2 de junio de 2007

PALABRAS EN EL LABERINTO

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MÁS ALLÁ DE CUALQUIER DUDA

        Dentro de cualquier duda hay otra duda que se originó en esa incapacidad para definir cuál es la duda que la contiene, círculo en movimiento que se expande y regenera, que se alimenta de la propia ausencia de decisión. Las probabilidades se ven todas inadecuadas, cuando ninguna se impone sobre la otra y la duda en sí. Nada es posible y todo lo es, probabilidades que ahora se contienen dentro de esa duda, que la procuran. Más allá de cualquier duda hay otra duda, más allá de cualquier razón hay otra razón. Razones para la duda, dudas para razonar. Probabilidades escondidas tras la razón y la elección, para acabar con la duda que nació a partir de esas mismas probabilidades, de la duda contenida dentro de otra duda y de su incapacidad para no dudar.


DUDA EN GESTACIÓN

        En mi ignorancia un día llegué a pensar que todas las dudas surgidas durante aquel tiempo eran el síntoma de algo que no se dejaba develar entre el discurrir de todas las indecisiones suscitadas ante la pregunta de una cuestión sin respuesta en estos instantes en que los pensamientos sobre las dudas me invaden. La duda, en sí, era la ausencia de una resolución perdida por las esquinas de un pensamiento, que no se deja aprehender en algo concreto, que se difumina sin llegar a ser; quizá porque el tiempo no otorgue, con su transcurso, la definición para que la duda deje de serlo cuando todavía no existe la idea que gestó todo este planteamiento.


YO Y EL LUGAR

        Cuando llegué a aquel lugar ya no estaba, se había ido o se lo habían llevado. Sólo encontré un tremendo vacío como el de antes de ser gestado, cuando ni siquiera suponía un proyecto en la mente de mis padres. Allí, en este lugar inexistente, decidí esperar con la esperanza de advenir el principio y con la sospecha de que podría estar muerto… El despertar, en este caso, sería el regreso del lugar y a la vez el mío a él, algo que nos uniría en una misma dimensión. Y ahí continué, en el trance de la espera, sin existir y rodeado de esa nada, como un pensamiento único tratando de descifrar qué pasó con ese lugar desaparecido que tal vez fuera mi propia vida, la que aún me niego a admitir en su extinción. Espero que todo sea un mal sueño y, al despertar, me encuentre con algo más de un pensamiento para saber que existo.


SUEÑO INESPERADO

        Un sueño lo condujo al despertar de otro sueño y ese otro sueño se abrió paso hacia otro nuevo. Así, con esta dinámica, los sueños se iban entretejiendo en un sistema de sueños conectados en un mismo sueño; sueños que crecían dentro de sí hacia un punto sin término… En dicho estado se hallaba siendo consciente, sabiendo que no podía hacer nada en contra, pues no era capaz de despertar o salir de ese gran sueño, que lo condujo hacia un laberinto imposible de escapar conocido como muerte.


MULTIPLICIDAD

        Estoy afuera y veo a los de adentro, pero ellos no me ven, y eso que les hago señales con los brazos para llamar su atención. Ellos giran a mi alrededor sin mirarme, pues caminan con la vista fija en el suelo mientras cuentan sus pasos. Son catorce hermanos idénticos que dan vueltas dentro de una habitación circular, o uno solo frente a trece espejos fraccionados. No lo sé; trataré de detectar cualquier movimiento distinto en ellos. Por ahora es imposible, no puedo ver nada más que mis pies al caminar, cuando siento que alguien me observa desde afuera moviendo los brazos para llamar mi atención. Creo que son trece hermanos idénticos a mí.


COMPRENDER PARA ENTENDER UNA IDEA

        Puedo entender mucho más de lo que entiendo y saber mucho más de lo que sé. Las ideas se forman después de comprender para llegar al saber. Esas ideas las puedo saber para entender mucho más de lo que entiendo y saber mucho más de lo que sé. Es sencillo: con la compresión puedo saber y entender mucho más sobre las ideas, y sobre lo que se sabe después de haberlo comprendido. Puede parecer complicado, pero no lo es: la idea primero se comprende y luego se entiende, pues entender y comprender, aunque parezcan lo mismo, no tienen un significado del todo igual. Comprender incumbe un primer acercamiento para saber sobre la idea, y entender es saber perfectamente sobre ella. ¿Quedó claro?




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